Nada será igual a partir del martes

Francisco Igea habla en presencia de Alfonso Fernández Mañueco y Verónica Casado, al principio de la crisis sanitaria. / Rubén Cacho / ICAL

Pedro Vicente

El pasado lunes 15 de marzo, cinco días después del seísmo político con epicentro en Murcia, Inés Arrimadas tenía previsto visitar al presidente Alfonso Fernández Mañueco en el Colegio de la Asunción. Iban a reunirse a solas, sin la presencia del vicepresidente Francisco Igea, exactamente tal como hizo en Andalucía el pasado 20 de enero, día en el que se reunió en el sevillano Palacio de San Telmo con el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, encuentro al que no fue invitado el vicepresidente andaluz, Juan Marín, máximo dirigente de Ciudadanos en Andalucía, cosa que no es aquí Igea, que ni siquiera pertenece al Comité Autonómico del partido.

Arrimadas y Mañueco habían confirmado la reunión en el fugaz encuentro mantenido el jueves 11 en Madrid, donde ambos coincidieron en el homenaje a las víctimas de los atentados del 11-M. La presidenta de Ciudadanos pensaba garantizar al presidente de la Junta que los 12 procuradores naranjas rechazarían la moción de censura presentada por el PSOE para desalojar de la Junta a Mañueco y al gobierno bipartito PP-C´s que preside desde que ambos partidos, siguiendo el caprichoso designio de Albert Rivera, pactaron gobernar juntos en las comunidades de Madrid, Andalucía Castilla y León y Murcia.

El apoyo de Arrimadas a Mañueco tenía sin embargo una condición: Una vez rechazada la moción, debía acometerse una remodelación de gobierno en la que el presidente prescindiría de Igea, procediendo a sustituirle por la leonesa Gemma Villarroel, máxima dirigente orgánica de Ciudadanos en Castilla y León. Por añadidura saldría despedida de la consejería de Empleo Ana Carlota Amigo, la mayor incondicional de Igea, al tiempo que cesaría la consejera de Sanidad, Verónica Casado, quien, caso de no ser destituida, renunciaría en solidaridad con el que ha sido su mentor. En cuanto al consejero de Cultura, Javier Ortega, el cuarto elemento, tendría la opción de mantenerse en el cargo, ya que su continuidad o relevo carece de mayor trascendencia habida cuenta de su irrelevancia política.

Sintonía Arrimadas-Mañueco.- La tormenta desatada tras la marcha atrás de tres de los parlamentarios de C´s que habían firmado la moción contra el presidente murciano obligó a Arrimadas a convocar con urgencia el Comité Ejecutivo nacional del partido para tratar de sofocar la crisis interna desatada en el seno de la formación. Fue el lunes 15 y ello obligó a suspender el viaje previsto a Valladolid y Palencia, dando al traste con la reunión prevista en el Colegio de la Asunción. Sin embargo, Arrimadas y Mañueco han seguido manteniendo contacto telefónico. Consta que hablaron en la tarde del pasado viernes, poco después de que la procuradora salmantina María Montero sorprendiera a propios -tal vez no tanto a alguno de los extraños- abandonando el grupo parlamentario de C´s, que no su escaño, que mantiene ahora en calidad de “no adscrita” a ningún grupo.

Arrimadas volvía a tranquilizar a Mañueco, al asegurarle que, pese a la hostilidad de la cúpula nacional del PP hacia la formación naranja, la dirección de Ciudadanos, tanto la estatal como la autonómica, mantenía su rechazo a la moción de Luis Tudanca, garantizándole que ninguno otro procurador naranja secundaría la postura de la trásfuga salmantina.

¿Y en qué ha quedado el plan de la presidenta de C´s de forzar la salida de la Junta de Igea, Amigo y Casado para sustituirlos por Villarroel y otros afines a ella y leales al partido? Llegados a este punto, hay dos hipótesis. La primera sería que la delicada situación en la que está sumido el partido, con Arrimadas en la diana de la derecha mediática, no aconseja abordar una operación que sería interpretada como un ajuste de cuentas contra el candidato que en su día le disputó la presidencia abandonada por Albert Rivera (cuya mano por cierto se adivina a la legua en la OPA hostil lanzada por el PP con la pagable cooperación de uno de sus más nefastos adláteres, el tal Fran Hervías).

La otra hipótesis es que Arrimadas no demore su plan, sabiendo que, al fin y al cabo, apenas va a tener coste para el partido en Castilla y León, ya que nadie mejor que ella sabe que Igea y su facción van exclusivamente a lo suyo y hace tiempo que trabajan buscándose el futuro en el PP. Conoce igualmente las tormentosas relaciones del vicepresidente con el núcleo duro del partido en las Cortes, Luis Fuentes, David Castaño y Miguel Ángel González Rodrigo. De hecho, la inmensa mayoría de los procuradores naranja no pueden ni ver al vicepresidente. Ninguno le seguiría si abandonara Ciudadanos, ni siquiera su más adicta, la segoviana Marta Sanz, que, por muy agradecida que esté de que la colocara en la Mesa de las Cortes (no se ha visto ni se verá en otra), no va a renunciar a la soldada de 94.811 euros brutos anuales que percibe como secretaria tercera.

Nombres sobre la mesa.- No se trata de política ficción. Prueba de ello es lo avanzado que está el diseño de la operación. Aparte de Gemma Villarroel, que asumiría la vicepresidencia única (o la primera, si se creara una segunda que recaería en el PP), circulan ya otros nombres. El procurador burgalés José Ignacio Delgado sería uno de los nuevos consejeros, y otro podría ser el exdiputado del PSOE por Zamora Jesús Cuadrado, quien el pasado año abandonó su dilatada militancia socialista para ingresar en Ciudadanos. Y con ganas se quedaría Arrimadas de restituir en la Junta a un viejo conocido suyo y de su familia salmantina, Germán Barrios, el consejero de Empleo que dimitió en mayo pasado harto de soportar las injerencias y malos modos del vicepresidente. Un dato más: El reajuste afectaría también a la distribución política de las consejerías, de forma que Sanidad tendría al frente a un actual procurador del PP y de Agricultura se haría cargo C´s.

Pese a la psicosis de trasfuguismo que rodea a Ciudadanos, Arrimadas sigue controlando lo suficiente como para salvar a Mañueco de la moción de Tudanca. Pero no por ello todo va a seguir igual en Castilla y León. En primer lugar, porque tras la fuga de la procuradora Montero, el bipartito PP-C´s ha perdido la mayoría absoluta en las Cortes y tendrá que buscar un voto en el grupo mixto (el de Vox o el de “Por Ávila”) para sacar adelante las votaciones. Y en segundo lugar, porque en cualquier momento puede activarse el plan pergeñado por Arrimadas para colocar en la Junta a los verdaderamente suyos.

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