Podemos saca músculo en Ponferrada, el municipio de mayor entidad en el que toca poder en Castilla y León

Lorena González (derecha) y María Luisa Varela, en la sede de Podemos en Ponferrada.

César Fernández

El viento soplaba en contra de Podemos en mayo tras haber perdido en abril todos sus diputados nacionales por Castilla y León. La formación morada no afrontaba las elecciones municipales en las mejores condiciones. Y en Ponferrada su marca original se había atomizado hasta en tres listas lideradas por antiguos compañeros, al tiempo que había rechazado acudir en coalición con Izquierda Unida. El caladero tradicional de votos a la izquierda del PSOE, que cuatro años antes se sustanció en dos concejales para Ponferrada en Común (PeC), estaba otra vez amenazado de fragmentación. El caso es que finalmente Podemos 'heredó' esa representación y entró en el equipo de Gobierno con PSOE y Coalición por El Bierzo hasta poder sacar músculo dentro del debilitamiento general de sus siglas en la comunidad, que apenas arañaron un par de alcaldías en municipios de Soria y algún que otro cogobierno en otros de menor entidad.

¿Por qué Podemos en Ponferrada consiguió capear el temporal y salir fortalecida de una cita con las urnas que no llegaba en el mejor momento? Sus dos concejalas, Lorena González y María Luisa Varela, ofrecen sus argumentos. La primera apela a la presentación de un programa electoral con hasta 183 “medidas específicas” para Ponferrada frente al 'corta y pega' genérico que atribuye a otras opciones, así como a su labor durante los pasados cuatro años llevando a las Cortes de Castilla y León iniciativas relacionadas con la ciudad y la comarca del Bierzo desde su escaño como procuradora autonómica. La segunda aporta otro matiz: “Hemos estado siempre en la calle, sensibles a todas las reivindicaciones sociales”.

El margen en el espectro de 'la izquierda a la izquierda' del PSOE estaba más disputado que nunca. Podemos renunció a concurrir con IU. “Su candidato (Javier Arias) habla de un proyecto de izquierdas con gente de izquierdas y yo nunca le he pedido un carné ideológico a nadie”, justificó entonces la candidata de Podemos. “Podemos reniega de parte de la izquierda por sus vínculos con la Transición. Pero ahí creo que se equivocan y deberían reconocer ese papel. Ellos no hablan de izquierdas, pero el 90% de su voto es de gente de izquierdas”, tercia desde fuera el exsecretario comarcal de Comisiones Obreras en El Bierzo Vicente Mirón, que cita además la pervivencia en el territorio de un sustrato del movimiento sindical, obrero y minero que explica en parte un caladero electoral en esa órbita que resulta impensable en otros puntos de Castilla y León con otra realidad sociológica.

IU, unas siglas “diluidas”

El caso es que IU aparecía como la 'heredera natural' de Ponferrada en Común, la fórmula que en 2015 aglutinó ese voto hasta sacar dos ediles. “Y me parece que se cometió cierta injusticia con el candidato (de IU), que yo creo que cumplía las expectativas de ese espectro”, lamenta Mirón, quien considera que las siglas de IU “han quedado muy diluidas” con el pacto a escala estatal con Podemos. “Izquierda Unida es una marca amortizada desde hace mucho tiempo. Fue un proyecto muy bonito en su origen, pero al final se ha quedado resumido en el PCE y poco más”, se remonta también en una visión ya desde fuera de la actividad política el expresidente del Consejo Comarcal del Bierzo Ricardo González Saavedra, también antiguo concejal en Ponferrada que protagonizó el trasvase al PSOE a través de Nueva Izquierda. Otros análisis coinciden en señalar que Podemos pudo aprovechar la debilidad de IU, que presentó a los comicios municipales también después de ciertas turbulencias internas en el anterior proceso de renovación de su estructura local, así como la falta de resultados de la acción política en el anterior mandato de PeC, varado por su papel de oposición, amén de las preferencias de un votante tradicional de izquierdas que “no se fía” del PSOE.

Como no podía ser menos, la tradicional división de la izquierda se cumplió en Ponferrada. “Suele ser normal. Si ahora se creara una fuerza de izquierdas con dos personas, automáticamente una se convertiría en líder de una facción y la otra en su oposición”, ironiza Mirón. Podemos llegaba a la cita electoral como una incógnita tras no haberse presentado en 2015, pero también por eso mismo sin lastres del pasado. El electorado terminó castigando al PP, fuerza hegemónica del equipo de Gobierno con Coalición por El Bierzo de 2015 a 2019, lo que ensanchó el espacio para otros espectros ideológicos.

La candidatura “más transversal”

“Y yo creo que hicimos ver a la ciudadanía que el cambio político pasaba por votar a Podemos en Ponferrada”, considera Lorena González, que se reconoce “profundamente orgullosa” de haber liderado “la candidatura más transversal” a los comicios municipales con representantes de varios comités de empresa, del movimiento antidesahucios o profesionales de las rama sanitaria y educativa. Y el factor personal, muy presente en una cita electoral local en la que en parte se diluyen las siglas, también pudo pesar.

Ponferrada fue, en cualquier caso, una de los primeras plazas de Castilla y León en las que cuajó Podemos. La fuerza política abrió en la capital del Bierzo en noviembre de 2015 su cuarta sede tras las de Burgos, La Bañeza y Palencia. Había un caldo de cultivo que no pasó por las urnas municipales al decidir la asamblea no apoyar ninguna candidatura de unidad popular en ese año 2015 en Ponferrada, donde aquel movimiento original sí se atomizó cuatro años después con la presentación de dos candidaturas lideradas por antiguos miembros: Plácido Martínez (Municipalistas por el Cambio) y Emilia Esteban (Más Ponferrada).

Con dos concejales en una Corporación nuevamente fragmentada en hasta siete fuerzas, Podemos hizo valer su papel de socio natural del PSOE para negociar un acuerdo a tres bandas que también incluyó a Coalición por El Bierzo. González dijo en campaña que estaría cerca del PSOE “de la militancia y no del del aparato”, cosa que entiende que se está cumpliendo en la línea política del alcalde socialista, Olegario Ramón. “Por ahora yo estoy muy contenta de cómo se están desarrollando los acontecimientos”, dice la portavoz municipal de Podemos sin obviar una lectura política de un pacto que no ha sido posible a escala nacional hasta llevar al país a una repetición electoral. “Ojalá se hubiera tomado ejemplo del Ayuntamiento de Ponferrada”, proclama.

El pacto se fraguó en apenas unos días con las negociaciones en Madrid paradas por la concatenación de procesos electorales. Las conversaciones fueron posteriores sin ir más lejos por el recurso planteado a los resultados en el Ayuntamiento León, donde el edil electo por la formación morada, Nicanor Pastrana, aceptó el ofrecimiento de integrarse en el equipo de Gobierno del PSOE en contra del criterio de la Gestora de Podemos, que está ya en proceso de tramitar su expulsión. En este último caso, la negociación local sí estuvo condicionada por la falta de acuerdo entre los líderes nacionales de ambas formaciones: la foto de un pacto PSOE-Podemos en León no habría concordado con la falta de sintonía en Madrid.

Así las cosas, Ponferrada es el ayuntamiento de mayor rango de Castilla y León en el que la formación morada ha tocado poder tras las municipales de mayo. Podemos ostenta la alcaldía en los consistorios sorianos de Fuentecantos y Blacos, al tiempo que sus representantes cogobiernan Santa Elena de Jamuz, Briviesca (Burgos) y Guardo (Palencia), este último con ciertas similitudes a Ponferrada por sus reminiscencias mineras. Y mantiene abiertas las sedes de Burgos, La Bañeza, Palencia, León, Salamanca, Soria, Segovia y Villaquilambre, además de la propia capital berciana, cita Lorena González, a la sazón secretaria de Acción Institucional de Podemos en Castilla y León.

¿Riesgo de ser fagocitado?

Ahora el reto es gobernar. Las concejalas de Podemos ostentan carteras en su mayoría de carácter social: González es edil de Bienestar Social Infancia e Igualdad, mientras que Varela asume las áreas de Mayores y Participación Ciudadana. La primera enarbola los compromisos para la ejecución de medidas como la apertura de los comedores escolares en períodos no lectivos, la mejora del pliego de condiciones del servicio de ayuda a domicilio o la duplicación de la cuantía de las ayudas a la compra de libros de texto. Y la segunda se congratula de la puesta en marcha de los presupuestos participativos: “La participación ciudadana antes era meramente un título figurativo y ahora estamos queriendo darle un desarrollo para que sea real y con transparencia”.

Los cuatro años de Gobierno serán una prueba de fuego, especialmente por el riesgo de los partidos minoritarios a quedar diluidos en la acción del Ejecutivo municipal. “Tiene el peligro de ser fagocitados. Ahí está el ejemplo el pasado mandato de Coalición por El Bierzo. Hizo un trabajo interesante en Medio Rural que no fue compensado con los resultados”, advierte González Saavedera para concluir que “debe saber rentabilizar sus políticas” en un ejercicio de comunicación ahora que tan de moda está hablar del “relato”. “El tiempo del bipartidismo terminó”, señala Lorena González, convencida de que en los próximos años deberá prevalecer una “cultura del pacto” que “no está instaurada en la política española”. Será dentro de cuatro años, cuando los ciudadanos vuelvan a ser llamados a las urnas, cuando se verá si Podemos puede seguir presumiendo de músculo en Ponferrada.

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