La dimisión inesperada del consejero de Empleo provoca la primera crisis de gobierno PP-Ciudadanos en Castilla y León

El vicepresidente, portavoz y consejero de Transparencia, Francisco Igea, junto al ya exconsejero de Empleo Germán Barrios. / Miriam Chacón / ICAL

Laura Cornejo / Eldiario.es/cyl

A poco menos de media hora del comienzo de una rueda de prensa, a las 13.00 horas, el consejero de Empleo de la Junta de Castilla y León, Germán Barrios, daba la espantada y provocaba la primera crisis del gobierno de coalición entre el Partido Popular y Ciudadanos.

La dimisión por “motivos personales” de Barrios (Ciudadanos) se materializó después de una reunión de este con el presidente, Alfonso Fernández Mañueco (PP). El vicepresidente, Francisco Igea, conoció la decisión cuando estaba tomada, y no a través de Barrios, sino del presidente. La causa de la huida de Barrios es el propio Igea.

Las alarmas saltaron poco antes del inicio de la rueda de prensa de la consejera de Sanidad, Verónica Casado, en la que iba a participar Barrios. Casado compareció sola. Mientras atendía a las preguntas de los periodistas, la Junta remitió una nota anunciando la dimisión de Barrios. Desde ese momento, se impuso el silencio, si bien se dejó caer que el consejero dejaba su puesto por problemas de salud.

Poco después en declaraciones a la agencia Efe, Barrios lo desmentía asegurando estar “perfectamente”, pero además confirmó lo que era vox pópuli: su mala relación con el vicepresidente Igea. “Tenemos diferencias insalvables”, afirmó.

Barrios, Arrimadas e Igea, una relación agriada

No mentía. El idilio entre Barrios, que llegó a militar en el PP -fue durante años uno de los hombres fuertes del consejero de Economía, Tomás Villanueva-, e Igea, duró apenas unos meses. Barrios, pese a su pasado en el Partido Popular, fue una imposición Ciudadanos que Igea aceptó de buen grado. No había mucho donde elegir y a Barrios le sobraba experiencia.

Pero además, Barrios tenía una relación lejana pero familiar con Inés Arrimadas, cuyos padres son del municipio charro de Salmoral. Que la relación entre Igea y Barrios se agriase era cuestión de tiempo, y en política el tiempo se mide en variables a veces muy rápidas.

La ilusión inicial desapareció en cuestión de meses, cuando se conoció una investigación judicial por un presunto fraude en subvención del cursos del Ecyl, algo que afectaba no sólo a la Consejería de Empleo, también indirectamente al propio Germán Barrios que durante seis años fue gerente del servicio de empleo.

Tensión en Empleo

A partir de ese momento, Igea, que además de vicepresidente y portavoz es consejero de Transparencia, pidió una información reservada y mantuvo a Barrios vigilado. La hipervigilancia, dicen fuentes políticas, es uno de los defectos de Francisco Igea.

Para esa labor de control contó con la colaboración del viceconsejero, David Martín. En los últimos meses, el ambiente en Empleo se volvió irrespirable. De esa guerra soterrada una batalla quedó sin librar.

El Servicio de Relaciones Laborales (Serla), que media en los conflictos entre empresarios y trabajadores no tiene gerente. Barrios propuso al exsubdelegado del Gobierno en Valladolid durante la etapa de Rajoy, Luis Antonio Gómez, pero se malogró por el veto de Igea, quien más adelante optó por José Antonio Bartolomé, exdiputado de Ciudadanos que se quedó sin escaño tras las últimas elecciones. En este caso el bloqueo vino de los sindicatos, pero desde el entorno de Igea sospecharon que detrás estaba el propio Barrios. Bartolomé fue compromisario de Igea en Zamora mientras Barrios formaba parte del grupo que se reunió con Arrimadas cuando visitó Valladolid y tuvo el polémico encuentro con Igea.

Aunque se desconoce si en la dimisión apresurada de Barrios hubo un detonante, no se puede negar que eligió una fecha llamativa: la víspera del aniversario de las autonómicas que posibilitaron el inesperado pacto entre PP y Ciudadanos. Barrios causa baja en un equipo de gobierno que no ha cumplido un año. Con su marcha se abre la caja de Pandora: quién y cómo se elegirá al sucesor y quién aceptará el puesto más incómodo en este momento en el que se han tramitado más de 31.000 ERTEs en Castilla y León.

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