El Antruido de la Montaña de Riaño se marida este sábado con el Cocido de Arvejos

Antruido de la Montaña de Riaño

Se celebró hasta la segunda mitad del siglo XX. Se recuperó en el año 2009. Y ya con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Provincial, el Antruido de la Montaña de Riaño tendrá lugar este sábado 22 de febrero con la intervención de los personales tradicionales: zamarrón, toro, vieja, oso, ciego, torero, damas, herrero, preñada, zamarrancas y caballo.

La tradición, que era común a todos los pueblos de la Montaña de Riaño, estaba documentada en Burón, Crémenes, Boca de Huérgano, Siero de la Reina y Valle de Valdeón, entre otros lugares.

Al final de la Mojiganga (desfile de zamarrones celebrado en Riaño), se reparte entre los presentes chocolate con 'frixuelos' mientras se prende la choza, una gran fogata que nunca se ha dejado de hacer en Riaño, Liegos y otras localidades de la comarca, expone la Asociación Cultural Montaña de Vadinia-Riaño.

Fue el pasado año 2019 cuando se recuperó tanto la figura del zamarrancas (hombre árbol que se cubría con motivos vegetales) y la máscara del zamarrón de Crémenes, localidad cercana a Riaño. Según recuerda Evelio González, el zamarrancas era un personaje que el Martes de Carnaval, alrededor de los años veinte del siglo pasado, recorría los chigres con un espino fustigando a la gente. Quien no le convidaba a un vaso de vino sufría las iras de su palo lleno de pinchos.

En Crémenes, a unos 10 kilómetros de Riaño, los rapaces prendían una hoguera con piornos en la década de los setenta el Martes de Carnaval y, a continuación, corrían el Antruido por el pueblo vestidos de zamarrones, según el testimonio de Miguel Ángel Barrientos.

La vestimenta consistía en una caperuza con forma de cono y de piel de oveja cubriendo la cabeza y tapando la cara con dos agujeros para los ojos y que caía hasta media espalda por detrás y hasta el pecho por delante. El zamarrón también llevaba cencerros.

Vertiente gastronómica con un plato típico

En esta edición de 2020 se promocionará de nuevo la vertiente gastronómica con la degustación en varios restaurantes de Posada de Valdeón, Riaño y Boca de Huérgano (previa reserva) del ancestral 'Cocido de Arvejos o Arvejada', plato típico de la montaña leonesa recuperado.

Este año 2020, un vez más, se promocionará el aspecto gastronómico, con la degustación en varios restaurantes de la localidad de Posada de Valdeón, Riaño y Boca de Huérgano, previa reserva, del ancestral 'Cocido de Arvejos o Arvejada'.

Antiguamente era un plato cotidiano de las gentes de la Montaña Leonesa de Riaño, y aún hoy se sigue cultivando el arvejo, sobre todo en la subcomarca de Tierra de la Reina, y cocinándose en sus hogares, aunque de una manera menos habitual que antaño. En el año 2015 por primera vez se envasó y comercializó en saquines de un kilo.

El arvejo es una legumbre autóctona de esta comarca. Las legumbres han sido cultivadas por siglos por una gran variedad de culturas. Se pueden considerar alimentos nutricionalmente recomendables teniendo en cuenta su composición en proteínas, hidratos de carbono, minerales y vitaminas.

El resto de los productos naturales se obtienen de la base alimenticia de los habitantes de esta montaña; los derivados de la matanza, el pan, el nabicol y las manzanas de los huertos.

El orden determina que en primer lugar se toma la sopa de arvejos, que tiene el color característico del caldo resultante de la cocción de los arvejos. Una vez migado en una cazuela de barro el pan de hogaza, como para sopas, se añade el caldo.

En segundo lugar se sirven los arvejos en una fuente, acompañados del nabicol, nabo característico de esta Montaña de Riaño.

En tercer lugar se pondrá sobre la mesa la fuente de barro con las costillas, espinazo, morro, pata, lengua, el chorizo, el tocino, y la oreja, para que cada comensal se sirva a su gusto. Se trata de producto adobado y curado al humo.

La androja es un embutido típico de esta Montaña, hecho a base de grasa de gocho, harina y pimentón, metido en saquines de tela de unos 100 gramos, y cocido como las morcillas. Se come untándolo con tocino sobre el pan.

Para terminar, se degusta de postre las manzanas asadas, que era la fruta disponible en estos pueblos.

Las reservas están ya a punto de agotarse en los restaurantes que lo sirven. En Riaño (Hotel Presa, Sainz y Tanis), Casa Abascal en Posada de Valdeón y el Hotel Tierra de la Reina en Boca de Huérgano.

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