La crisis nuclear francesa, inesperado apoyo a la producción energética del carbón

César Sánchez/Ical. Carbón almacenado en la central térmica de Cubillos del Sil.

Antonio Vega

La crisis energética en Francia está ocasionada por la paralización temporal de más de una veintena de sus centrales nucleares, provocada por un problema con elementos críticos de su construcción, lo que ha generado un grave problema energético en un país que depende básicamente de sus 58 centrales nucleares en activo.

La situación de Francia se ha desplazado al mercado mayorista global incrementando los precios, lo que puede provocar un efecto inmediato en España de encarecimiento de la luz, sobre todo ante la llegada del invierno. Cabe recordar que en 2015 España importó de Francia 9.292 GWh, una cifra un 43,7% superior a la del año anterior. La paralización de buena parte de las nucleares francesas puede provocar importantes cambios en las cifras de intercambio energético y en los precios tanto mayoristas como minoristas. De momento, en lo que va octubre, España ya ha exportado más energía a Francia que la que ha importado, algo que sólo ocurrió en el mes de febrero el año pasado. En 2015 el 73,6% de la producción eléctrica en Francia provenía de energía nuclear.

En estos momentos 18 centrales nucleares francesas se encuentran paradas total o parcialmente ante el escándalo de anomalías y falsificación de datos realizado por la compañía nacional francesa Areva sobre piezas de acero claves en las instalaciones. Un documento de la Autoridad de Seguridad Nuclear de Francia (ASN) concluyó que 28 reactores nucleares se verían afectados por la crisis, con al menos 18 reactores de la pública Electricité de France (EDF) clasificados como de “operación en riesgo de accidente grave”. De momento todos ellos han sido paralizados, sumándose a otros cuatro ya en mantenimiento. En España Greenpeace ha pedido al Consejo de Seguridad Nacional (CSN) que paralice las centrales de Almaraz y Ascó ya que tienen materiales fabricados por Areva, de momento sin éxito.

Francia tiene paralizadas 22 de sus 58 centrales nucleares a las puertas del invierno

Esta insólita situación energética ha llevado al Gobierno socialista de Manuel Valls a renunciar, al menos de momento, a la implantación de un impuesto al carbón para forzar el cierre de las últimas cinco centrales térmicas en el país galo. Las críticas de los sindicatos galos a la falta de planificación sobre el impacto del cierre de las térmicas, que afectaría a 5.000 puestos de trabajo, también han pesado en la decisión, pese al compromiso del país con los objetivos de la cumbre del clima de París de este año, que incluían precisamente esa 'descarbonización' total de su industria energética.

Según ha podido conocer ileon.com el impacto de la situación francesa en España ya es inmediato al reactivarse negociaciones entre eléctricas y mineras para la recompra de carbón nacional. La incertidumbre ante la producción eléctrica gala, que podría prolongarse durante los meses de otoño e invierno en que la demanda energética es muy alta, ha reactivado conversaciones para la compra de carbón nacional. Esta situación podría estar detrás del inesperado apoyo adicional del Gobierno de Mariano Rajoy al consumo de carbón nacional, al aprobar el Consejo de Ministras ayudas para “las pérdidas de la producción corriente de unidades de producción, correspondiente al año 2016, por un importe máximo de 36.109.319,25 euros”.

El efecto 'Francia' podría haber condicionado también que la empresa Uminsa, propiedad de Victorino Alonso, haya levantado un ERE para 220 trabajadores tras conseguir garantizar los suministros de carbón hasta final de año con las eléctricas Endesa e Iberdrola. El nuevo panorama de producción energética ha reactivado la actividad de las centrales térmicas de la provincia, en un momento en que además la producción vía renovables ha caído ante la falta de lluvias de los últimos meses. La central de Compostilla de Endesa se encuentra funcionando en este momento a pleno rendimiento ante las necesidades de energía del sistema, que incluye un potente traspaso al país vecino. España ya es exportador neto de energía eléctrica además a Portugal, Andorra y Marruecos.

Crítica situación de las térmicas en León

Cabe recordar que la situación de las centrales térmicas de la provincia de León es actualmente crítica ya que dos de ellas, la de Compostilla (Cubillos del Sil) y la de Anllares (Páramo del Sil) tienen ya fecha de cierre marcada en el calendario: el 2023. A la instalación de Anllares su propietaria, Gas Natural Fenosa, ha renunciado a invertir para modernizarla y adaptar a las exigencias europeas de emisiones, lo que ha limitado su producción eléctrica y llevará a su cierre al finalizar el 2023.

En el caso de la histórica térmica de Compostilla, propiedad de Endesa, los máximos directivos de la antaño energética pública explicaron a políticos bercianos su decisión de cerrar las instalaciones, que han producido electricidad en España con carbón desde la década de los 40. Si no se moderniza la planta para reducir entre un 50 y un 60% las emisiones de azufre y óxido de nitrógeno antes de 2018, en el año 2020 deberá limitar drásticamente su producción y cerrar definitivamente en el 2023. Una decisión que como muy tarde se deberá conocer de forma definitiva en el primer semestre del 2017. De momento, Endesa ya ha provisionado en sus cuentas, desde el 2014, el coste de cerrar esta térmica aunque los políticos bercianos confían en que de marcha atrás a la decisión, que tendría un alto impacto económico en la comarca berciana.

La tercera térmica en discordia, la de La Robla es propiedad de Gas Natural Fenosa, mantiene la incertidumbre sobre si recibirá fondos para modernizarse o seguirá el camino de la de Anllares. En todo caso la modernización debería estar lista a 30 de junio de 2020 o deberá cerrar en la ya conocida fecha de tres años después.

La situación francesa puede propiciar un otoño e invierno de compras de carbón nacional, aderezado con unos fondos públicos que hasta ahora el Gobierno de Rajoy ha restringido hasta casi conseguir la extinción del sector. La duda es si el salvavidas que llega desde Francia será sólo temporal o el sector logrará tener un hueco permanente dentro del complicado mix de producción energética nacional.

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