Agrele: la semilla de la agricultura ecológica en León

AGRELE

Marta Cuervo

Por el cuidado de la biodiversidad. Por el consumo de alimentos sanos y sostenibles. Por el comercio justo. Por el cuidado de nuestro suelo, soporte de todos los seres vivos. Bajo todas estas premisas, con un sentido de la responsabilidad muy pronunciado con la madre natura, y en armonía con el medio ambiente, el leonés Gabriel Alegre puso en marcha una 'ecoalternativa' a la agricultura tradicional. Así nació el movimiento de la agricultura ecológica en León, la semilla de una utopía que gracias a su esfuerzo y al apoyo que él mismo reconoce en otras personas como Ricardo Dávila y José María Prieto Ordás, cada vez aglutina más voces amigas en la sociedad.

Los padres de la agricultura ecológica en León

Aunque los primeros pasos se dieron en 2001, con la puesta en marcha de la primera asociación en pro de la agricultura ecológica Aesurle –Agricultores ecológicos del sur de León-, la idea venía fraguada de mucho antes. Gabriel Alegre, en su época de estudiante de Agrícolas, como firme defensor del mundo natural, pronto se percató de que lo que estaba aprendiendo en la Universidad se basaba, en su mayoría, en una agricultura que atentaba contra la naturaleza y la salud.

“Siempre tuve el idealismo de estar en el pueblo, de luchar por el pueblo y de dar alternativas a lo que hacemos en la tierra”, explica Alegre. Así, empezó a soñar con la posibilidad de generar trabajo gracias a una agricultura diferente, y a compartir su idea con más gente que tenía sus mismos ideales. Gabriel se empeñó en potenciar la agricultura desde la base natural, la tierra, desde un prisma que revalorizase la vida rural, en este caso comenzando por su pueblo, Matalobos del Páramo.

Además, siempre tuvo muy claro que para que su apuesta funcionase tendría que despertar una oportunidad de negocio. “Los inicios fueron difíciles. La puesta en marcha de los canales de comercialización, la distribución, que al principio sólo se realizaba desde Valladolid, y la incertidumbre de no saber cómo saldría el producto, cómo venderlo. Pero había que experimentar”, confiesa el agricultor.

El camino hacia una cooperativa

Así, Arsurle, gracias a una relación muy buena y cada vez más estrecha entre los agricultores, en el año 2007 creció a toda la provincia convirtiéndose en Agrele. “La buena relación que existe entre los productores ecológicos me da alas para seguir luchando por el tema”, confiesa el precursor de la agricultura ecológica en León.

Su objetivo primordial es promocionar al máximo posible la producción ecológica, dando un apoyo a los agricultores ecológicos. “No queremos quedarnos en charlas, vamos mucho más lejos. El paso siguiente será crear una figura jurídica que nos sirva de apoyo y que dé una entidad mayor a la asociación. Una cooperativa quizás”, apunta Alegre.

La primera Feria Ecomercado de León

Su primera acción en la capital leonesa ha sido la Feria Ecomercado de León, una iniciativa de la que el agricultor ecológico ha realizado un balance muy positivo. “Ha sido muy satisfactoria en todos los aspectos, especialmente en cuanto a la afluencia de público. Muchas personas se han acercado a conocer los productos. También hemos recibido el apoyo de la corporación municipal, y estamos seguros de que esta feria se prolongará en el tiempo. Nuestra idea es seguir haciendo crecer la cita, con una segunda edición en la que participen más agricultores, abriendo fronteras, y consiguiendo que logre un calado importante como feria ecológica. No tenemos límites”, añade.

En este punto, Alegre aprovecha para recordar que los productos de huerta ecológica se pueden comprar el primer y tercer sábado de cada mes en el Mercado Ecológico del Conde Luna. “Para nosotros es como una fiesta de la cosecha; llegas con todos los productos directos al consumidor, con todo tipo de legumbres y verduras. Estas acciones revalorizan los productos de toda la provincia”, confiesa.

La agricultura del presente

Alegre insiste en que consumir productos de agricultura ecológica ayuda a toda la sociedad, a productores y consumidores. “Es la agricultura del presente. En la agricultura tradicional no se analizaba tan de cerca el suelo y sus características. La verdad es que estudiando de manera holística el medio se consiguen productos sanos para todo el mundo. El consumidor se sienta satisfecho porque puede degustarlos y disfrutarlos sin temor de nada. Gracias a la agricultura ecológica se está demostrando que se puede hacer agricultura de una manera sensata, sin agresión a la naturaleza”, concluye.

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