Juan Álvarez Iglesias: “No sería capaz de vivir sin leer porque es lo que me anima en los malos y buenos momentos”

Juan Álvarez Iglesias.

Manuel Cuenya

Se alegra uno cuando descubre a un joven talento como es el caso del leonés Juan Álvarez Iglesias, apasionado de la literatura clásica, que acaba de comenzar la carrera de Filología en la Universidad de León esperando formarse en lengua y literatura con el fin de aplicar sus conocimientos adquiridos a su modo de encarar la poesía, la literatura en general. No en vano, ya ha editado su ópera prima, 'El diccionario apócrifo' a través de Mariposa Ediciones, que es asimismo una joven editorial que nace con la idea de dar cabida a nuevas voces y está liderada por la poeta y dinamizadora cultural Marina Díez: https://www.ileon.com/cultura/071870/marina-diez-es-liberador-para-una-persona-tan-pasional-en-todo-lo-que-hace-como-yo-el-poder-desahogarse-en-papel.

'El diccionario apócrifo', cuyo título hace referencia a lo oculto, en ocasiones a lo prohibido, es un libro vital en el sentido de lo que su creador entiende qué es la vida con sus diferentes etapas. “Cuando oigo la palabra 'apócrifo' no puedo dejar de pensar en los evangelios apócrifos, en las variantes que presentan sobre la figura de Cristo o del pueblo de Israel”.

Acerca de Mariposa Ediciones, el poeta Juan Álvarez, que ha participado en recitales como Coronio o en el festival del Ollagoru, se siente agradecido por darle la oportunidad de publicar su ópera prima. Y sobre Marina Díez dice que en el trato personal es muy cercana y una editora muy activa, siempre dinámica, que siempre tiene muchos proyectos en mente.

“Creo que ella es la mejor valedora y que sus versos hablan por sí mismos; es emocional y trabajadora; admiro mucho cómo es capaz de cuidar de su familia mientras dirige con diligencia Plataforma a la vez que lo hace con la editorial”.

Se alegra uno de que existan jóvenes poetas como Juan y editoriales como Mariposa que pongan en valor la cultura leonesa, tan importante, ahora más que nunca, en estos tiempos convulsos que estamos viviendo a resultas de esta crisis vírica, que lo es en todos los ámbitos, desde el sanitario hasta el económico, pasando por lo social, psicológico, político... Y por supuesto el ámbito educativo y cultural.

A este respecto, cree Juan Álvarez (colaborador de antologías como 'Poetas en León') que estamos asistiendo al fin de una era, lo que supone un trauma colectivo. “Europa y América, tal vez el mundo entero, vivíamos una época de relativa paz, sin grandes conflictos como las guerras mundiales, creo que perdimos la perspectiva y nos creímos ese cuento... pues bien parece ser que no. Esta pandemia está afectando a la gente directamente desde el punto de vista económico, político, afectivo, pero está afectando también de forma casi imperceptible al tejido mismo de nuestros valores”, señala, consciente de que desde 2008 (allí ya se apuntaba la crisis financiera, la debacle económica) hemos visto que las nuevas generaciones cada vez estaban más descontentas con el sistema –apunta–, “un sistema que se ha probado nefasto en tiempos de necesidad, tal vez en un futuro esta catástrofe (que en griego tiene un significado tan acertado) sea el punto de inflexión en la historia del sistema. También me interesa el cómo esta pandemia y el confinamiento están haciendo aflorar esa crisis de valores que veníamos arrastrando desde hace tiempo, así como algunas contradicciones en la democracia liberal. No me gusta aventurarme en el futuro, pero sospecho que sí traerá consecuencias, cuáles, solo el tiempo lo dirá... Tampoco podemos saber si nos va a llevar a unos 'happy twenties', a un Renacimiento, a una Edad Media o a algo totalmente distinto”, expone con humor este miembro del grupo Plataforma y asiduo al Ágora de poesía.

Europa y América, tal vez el mundo entero, vivíamos una época de relativa paz, sin grandes conflictos como las guerras mundiales, creo que perdimos la perspectiva y nos creímos ese cuento... pues bien parece ser que no. Esta pandemia está afectando a la gente directamente desde el punto de vista económico, político, afectivo, pero está afectando también de forma casi imperceptible al tejido mismo de nuestros valores

En la tierra de los dioses,/ en la morada de los monstruos,/ yo habito en su nombre,/ soy el pasado de los vientos./ El yeso cubría mi cara, ensangrentada, /cuando el caos se abalanzó sobre mí, /y su muerte me rodeó, mas no me llevó/ al lado de la caprichosa dama pálida./En esa tierra la arena era verde,/ las hojas de color púrpura,/ hay seres de formas extrañas/ que moldean las pesadillas./ No hay casas, ni nada más,/ solo un bosque de color ocre/ donde se escriben nombres/ que las nubes susurran de noche./ En la tierra de los dioses,/ en la morada de los monstruos,/ yo soy un ermitaño,/ un ser casi humano./ Las huellas de mis zapatos se borran,/ el sol da una luz parda,/ las nubes cubren casi todo el cielo,/ su alma es tan oscura como la mía./ No hay cuevas ni nada que explorar,/ la ceniza natural cubre el mundo,/ está todo desolado, sin vida,/ el agua es una visión psicodélica./ Se puede andar y caminar/ sin encontrar nada más que soledad,/ aunque si mirara al suelo/ encontraría el agua que anhelo./ En la tierra de los dioses,/ en la morada de los monstruos, /yo tengo un trono/ hecho de recuerdos.

(Juan Álvarez Iglesias, 'La tierra de los dioses y monstruos', poema incluido en 'El diccionario apócrifo')

Plataforma y Ágora, generadores de poesía

Reivindica tanto el Colectivo Plataforma, por su pluralidad (con tantas voces poéticas distintas, de diversas procedencias) como el Ágora, que es, en su opinión, un grupo abierto sin prejuicios, sin líneas rojas, donde todo el mundo puede dar a conocer su poesía.

“Me gusta asistir al Ágora porque siento que se trata de un ambiente adecuado para mi poesía, para expresarla, además me enriquece decisivamente como poeta puesto que siempre encuentras a alguien diferente y siempre se produce un intercambio fructífero de ideas”.

En cuanto a Plataforma, expresa su agradecimiento a este grupo poético, ya que le permitió en su día adentrarse en el mundo de la literatura y publicar su primer libro. “En Plataforma siempre hay propuestas nuevas y el grupo se reinventa constantemente gracias a la comunicación”, precisa Juan, cuya pasión por la literatura surge precisamente de su devoción por la lectura, que considera como una necesidad vital, “no sé vivir sin leer, no sería capaz, porque es lo que me anima a seguir adelante en los malos y buenos momentos; por eso también elegí filología, como una forma de ligar mi destino a las letras, y de paso crecer como poeta; por eso espero crecer no solo en el plano personal, sino en el plano intelectual, comprendiendo el funcionamiento y esencia últimos de la lengua, así como de historia de la literatura y de crítica literaria; tengo las expectativas muy altas, creo”.

Su amor a la lectura, en concreto a la poesía, se lo agradece a su profesor de latín y griego, Manuel Seoane, “un hombre al que le debo mucho; tengo una deuda de por vida con él, porque fue quien me terminó de convencer para que dejara las ciencias y empezara el bachillerato de letras, así como el inicio en la poesía, con él tuve mi primer recital, el recital donde Marcos Castro, de Plataforma, me descubrió”.

Gracias asimismo a su mentor Seoane aprendió a escoger buenas lecturas, a saber que hay muchos tipos de poesía, a saborear la poesía. Además del poeta griego Cavafis como referente clave, confiesa su gusto por la poesía de Claudio Rodríguez, “con esa capacidad que tiene de extraer la verdad en cada verso; es uno de los mejores destiladores que he leído nunca”. También reconoce la influencia de Leopardi, “con su tendencia a lo filosófico” y de Bukowski, “el del 'bluebird' por supuesto, el reflexivo”.

Y siente debilidad por Keats y la belleza pura que crea en sus versos. Y aun por un poeta contemporáneo como Néstore, con su poesía testimonial.

“Cuando escribía 'El diccionario apócrifo' me influyeron de una forma decisiva Rimbaud y Baudelaire en el plano simbólico, y en el plano retórico Lorca, el Lorca post 'Poeta en Nueva York', y el Renacimiento, sobre todo San Juan de la Cruz”, recuerda, convenido de la importancia que tienen en la provincia de León autores de la talla de Merino o Gamoneda, Colinas o Mestre, “que son nuestros maestros de forma directa e indirecta y que han propiciado un ambiente cultural óptimo para que en generaciones posteriores pudieran abrirse paso autores como Saravia: https://www.ileon.com/cultura/081154/rafael-saravia-hay-algo-especial-en-nuestra-provincia-que-hace-que-la-literatura-sea-un-foco-de-interes o colectivos como León literario”.

Le da la impresión de que en León existen varias generaciones muy interesantes, con grandísimos poetas, entre ellos algunos como Pedro Bermejo: https://www.ileon.com/cultura/103703/pedro-bermejo-romo-despierta-mi-interes-todo-aquello-que-se-sale-de-la-norma.

“Creo que ya se entrevé en el horizonte alguna que otra estrella que puede fulgir mucho”, apostilla este creador leonés, con orígenes en Santa Cruz de Montes (perteneciente al Ayuntamiento de Torre del Bierzo), donde dice encontrar la inspiración a la hora de componer poemas. También la capital leonesa, donde vive, está en la base de su poética, porque es la ciudad donde se ha formado y se está formando. “León me ha ayudado a ver los diferentes ritmos de vida, los diferentes tipos de personas y a comprender la contemplación del paisaje”, añade Juan, que se siente relativamente optimista, idealista, a pesar de la situación actual. “Se aproximan tiempos de grandes cambios”.

Manuel Seoane es un hombre al que le debo mucho; tengo una deuda de por vida con él, porque fue quien me terminó de convencer para que dejara las ciencias y empezara el bachillerato de letras, así como el inicio en la poesía, con él tuve mi primer recital, el recital donde Marcos Castro, de Plataforma, me descubrió.

En estos momentos, está con varios proyectos a largo plazo. Y tiene claro que continuará siendo un miembro activo del Colectivo Plataforma, y seguirá asistiendo al Ágora, dependiendo de su agenda académica. Que su próximo libro tratará sobre una experiencia real, basada en hechos dolorosos.

“Es un libro en el que he sangrado, sangro y sangraré hasta terminarlo. Creo que es el momento para grandes verdades y cada poema me ha llevado a la extenuación intelectual y emocional porque busco ese sincretismo entre Leopardi y Keats, entre Claudio Rodríguez y Bukowski, porque busco que los poemas sean técnicamente buenos, que sean bellos estéticamente, que muevan al lector a una reflexión profunda sobre su vida y el entorno en el que vive. No sé cuándo estará listo, me voy a tomar mi tiempo para hacer de él algo digno de ser leído”.

Entrevista breve a Juan Álvarez Iglesias

“Como sociedad vivimos una crisis espiritual tremenda”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

'El retrato de Dorian Gray', de Wilde, porque me encantan esas descripciones, esos ambientes lujosos, decadentistas, la figura del dandy. También me fascina el concepto de deseo en la obra, la obsesión del pintor ante un ser de belleza perfecta, ese deseo de posesión inalcanzable por la moral de la sociedad y por la diferencia entre el deseado y el deseante en el plano material. También me encanta la historia de corrupción y decadencia, podría pasarme horas reflexionando sobre la obra.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

Aristófanes, ya no se encuentra gente así, en los tiempos que corren faltan escritores y personas así, que usen el absurdo y lo escatológico, pero también lo intelectual y refinado para ejercer una crítica feroz siempre mediante la comedia, que es el mejor instrumento de cambio; una catarsis inconsciente es la comedia.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

La verdad es que nadie ni nada es tan insoportable como para que lo condene así, actualmente sólo la novela sentimental dieciochesca y romántica me tira para atrás, pero no me parece insoportable, simplemente no es el tiempo vital de ese tipo de novelas.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Dicen que soy trabajador y determinado, no es que me guste hablar de lo que me define, prefiero que lo hagan otros, que son ante los que proyecto lo que soy. Somos lo que proyectamos, decía el filósofo.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

La sinceridad constructiva.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

Actualmente la sociedad está traumatizada por todo lo que ha pasado en el último año, la polarización y la desconfianza venía de antes aunque muchos le echen la culpa al virus, en la sociedad algo ya chirriaba. Creo que como sociedad vivimos una crisis espiritual tremenda, individual y colectiva, debido a un sistema que nos está machacando al generarnos unas expectativas que no puede hacer cumplir. Y la política me parece una basura, por un lado tenemos un conservadurismo a la deriva que no es capaz de poner freno al fascismo -o “barbarie”, como decía Adorno, así nos ahorramos las discusiones históricas sobre el término “fascismo” -. Por el otro tenemos una izquierda que ha dejado crecer en su seno movimientos como las TERF (Feminista Radical Trans-Excluyente), que se encuentra atomizada porque difieren en no sé qué punto de su programa, que se ha entregado al mensaje de la socialdemocracia, que, por cierto, tiene una fuerte crisis ideológica a raíz de la crisis del 2008 y de la decadencia del Estado de bienestar. Soy muy escéptico con la política actual, aunque no soy una persona revolucionaria que crea en el mensaje de la violencia, sí que necesitamos un cambio estructural, el camino no lo puedo aventurar.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Lo hilarante, lo ridículo. Me río todos los días mucho más de lo que parece, y la mayoría de veces de mí mismo; me divierto con las tonterías que digo o que hago para hacer que los de mi entorno rían y se lo pasen bien; es importante ser feliz y hacer a los demás felices, y la felicidad empieza en la diversión, y la diversión en la risa. También me divierte mucho hasta donde llega nuestra especie por parecer lo que no es.

¿Por qué escribes?

Porque es una necesidad vital y porque creo que tengo una visión que aportar al mundo, algo que contar, algo para hacer reflexionar.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

Para exhibirlo más bien, también para conocer lo que están haciendo otros en tiempo real, pero en verdad, aunque el filtro es menos estricto que en la composición de un libro, ejerzo una tremenda crítica para con todo lo que publico en redes; el ejercicio es sobre todo para el libro; las redes las uso como seguimiento también, para ver cómo el público reacciona a lo más reciente.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Ahí depende mucho de lo que escriba, ahora mismo, en mi próximo trabajo, la poesía de la experiencia, la poesía novísima, la poesía posnovísima va a tener mucha relevancia, pero nunca olvido la historiografía, tanto directa por los autores de la época como por historiadores contemporáneos; suelo usar el libro, aunque a veces uso el soporte electrónico; soy un defensor del papel.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

Suelo seguir algún que otro blog de arqueología para mantenerme informado, también algún blog de literatura, pero tengo que reconocer que me cuesta mucho seguirlos... Sí que diré que tal vez haga un blog, estoy recopilando material, necesitaré tiempo, no sé si lo haré, está en “preproducción”.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

Voy a citar a Ovidio: “En el tiempo de vida se mezclan las cosas tristes con las alegres”. La traducción es mía, por eso suena tan arcaica la expresión.

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