Cuando la Democracia se juega en una sola acta de León

José Antonio Diez (izqda), del PSOE, preocupado al darse cuenta que Vox conservaba su edil. Foto: Uribe.

Jesús María López de Uribe

Es tradición en las últimas elecciones hablar de pucherazos y que si Indra 'cuenta' votos para beneficiar a los partidos grandes. Primero lo hicieron algunos hiperventilados de Podemos y en las últimas elecciones, de Vox. Pero, aparte de que Indra no participaba en estas últimas elecciones (sino Scytl, que ha realizado un trabajo nefasto con muchísimos errores en el resultado provisional), precisamente la fortaleza de sistema español de escrutinio ha terminado favoreciendo a los segundos.

En este caso son 102 votos. O 162, dependiendo de cómo se mire; que son los que ha sumado la candidatura de Vox para superar el número mágico 3.247,8 que es el 5% de los 64.956 que se han considerado válidos. Es decir, que aún perdiendo 1.033 votos consiguen mantenerse en el reparto y consiguen al menos un concejal. El otro irá para el PSOE, que pasa de 19.534 votos (suma esos 1.033 que se habían introducido de forma errónea en el sistema informático provisional del domingo) a 20.567 y de 9 a 10 concejales.

En una extraña ironía del destino, José Antonio Diez superó los votos de Silván en 2015 (20.314), pero el mismo reconocía tras saberse que Vox conservaba un concejal que lo tenía “más difícil” para gobernar. Diez concejales había conseguido, pero se le veía perfectamente la decepción, nerviosismo y cierto enfado de incredulidad que compartía con su equipo. Que Vox entre con un concejal 'rompe' la matemática electoral prevista de sólo cinco partidos en los que tanto UPL (con su tercero virtual) y Podemos (1) le daban 14, la mayoría absoluta; lo mismo que con Ciudadanos.

Pero Vox ha conseguido, in extremis, entrar al Pleno con uno. El que 'pierde' UPL, cuyos componentes en la sala quedaban impertérritos ante la situación. Por un error en un acta. Su secretario general, desde WhatsApp, decía “qué injusto es ésto”. Ahora la cosa se pone más difícil para los socialistas: hay posibilidad de 'trifachito' como dicen ellos, con PP, Cs y Vox que suman 14 (9+4+1) y es imposible formar gobierno con UPL y Podemos (2+1). O sea, Ciudadanos decide.

Un recuento oficial totalmente garantista y 'robusto'

Otra de las ironías de la jornada es que el recuento oficial de las actas es tan garantista como 'robusto'. Es decir, que por mucho que algunas gentes quieran hablar de 'pucherazos' el sistema de escrutinio español a dos vueltas es prácticamente perfecto. Salvo errores humanos como éste que se ha dado o el que dio paso en 2007 a Isabel Carrasco a la Presidencia de la Diputación (dejando en evidencia a sus 'enemigos' políticos que ya pedían su 'cabeza').

La primera vuelta es la de los presidentes y vocales de mesa, el día de las elecciones, acompañados por apoderados e interventores de los partidos políticos que vigilan que todo esté bien y se llevan copia de las actas a las sedes de los partidos para que éstos comprueben que los datos son correctos.

La segunda es la de la Junta Electoral (sea de Zona en las Municipales o Provincial en las Autonómicas y Europeas) en la que tres días después de los comicios se recuentan las actas y se revisan los votos nulos. Los votos válidos, como ya tenían el acuerdo de todos los partidos en el primer escrutinio se destruyen, pero los dudosos se envían a esta institución electoral. Es decir, se recuenta todo para detectar los errores que pudieran haber ocurrido o mostraran las webs de resultados.

El proceso de 'recuento' oficial de las Municipales en el Partido Judicial de León comenzó a las 10.00 horas, con los representantes de los partidos identificándose ante los diez miembros de la Junta Electoral de Zona (seis de ellos mujeres). El 'espectáculo' comenzó a las 10.16 horas y se fueron confirmando las actas de los diversos municipios desde Algadefe a Izagre antes de León.

En ese ínterin hasta las 11.34 se eligieron con el lanzamiento de una moneda al aire el quinto concejal de Corbillos de los Oteros —que fue a parar al PP pese a haber empatado con un candidato de la UPL, que aún conserva la mayoría absoluta con 3— y los presidentes de las juntas vecinales de La Moreda y Nava de los Oteros. Allí presentes estaban cuarenta miembros de los diferentes partidos políticos (sobre todo PSOE, PP, Ciudadanos, UPL y Vox, además de alguno de Podemos) y una decena de periodistas.

El sistema aparentemente sencillo trajo bastantes contratiempos porque la primera quedó debajo de la mesa, hubo que encontrar otra (no las había tan a mano), definir qué era cara y qué cruz, lanzarla, volver a encontrar otra (alguien se la quedó) y determinár (otra vez), qué era cara y qué cruz. El cachondeo fue tal, para rebajar la tensión, que alguien sugirió que se usaran dos y se jugaran a las chapas “a caras y a cruces” mientras la gente apostaba como en Semana Santa.

Catorce mesas electorales en disputa en León (y resueltas)

Pero la gracia duró poco. En cuanto comenzó la revisión de actas, en la segunda, la 1-1-B de la circunscripción electoral de León ya dio la nota. El sistema informático de suma de votos había dado un error y se habían 'intercambiado' los votos de dos partidos políticos. Los mismos que darían la mañana de gloria a todos los allí presentes, pero por sorpresa eran 84 que pasaban del PSOE a Vox, que se quedaba en 24. Sesenta votos menos para que los de Abascal consiguieran superar el 5%. Nadie protestó. Nadie se extrañó. Era una mesa del centro, en San Marcelo.

Así, las siguientes mesas que fueron apareciendo cumplían el guión. Votos concedidos a Vox que eran del PSOE y viceversa. Todo debido a varios fallos en cadena: la nada eficiente gestión del sistema informático de Scytl —que ha generado muchísimas más polémicas en toda España y le ha hecho la mejor campaña publicitaria a Indra (que no participó en estos comicios) de la Historia— y algunos fallos de funcionarios equivocándose de casilla a la hora de adjudicar el número de apoyos ciudadanos a cada formación.

Cuando más de mil y pico habían vuelto a los socialistas (y poco más de trescientos a Vox), y mientras los partidos luchaban hasta los votos en blanco de cada una de las 151 actas de la capital —incluso una le daba 55 votos más al PP que se los había llevado injustamente 'Gopu'—, y la tensión iba creciendo, llegó la mesa 7-5-B y todo cambió de repente.

“Les informo de que hay un cambio de votos en esta mesa, que no coincide con lo que expresa el sistema informático”, dijo el portavoz de la mesa electoral. “Pasan 130 del PSOE a Vox y 28 de Vox al PSOE”. Sorpresa general. Revuelo. “¿Qué significa eso? ¿Que sale Vox? Pues eso parece”.

Sonrisas en el PP. Desde el lado periodístico, pareciera verles cara de que lo sabían. Se comenta con uno de ellos. No puede evitarlo. Se sonríe. Lo sabían. Gente hacia la mesa. Intento de impugnar el acta. “Es que las demás mesas daban una proporción contraria, señoría”. Buscan los sobres con las actas por correo entre el montón que tienen al lado de la mesa (más de setecientos). “Hay algún acta de recuento?”. No aparece ninguna. Encuentran el sobre. Lo abren. Coincide con el acta oficial. No aparece ningún acta de recuento. No está firmada la oficial por ningún interventor. No hay objeciones en el papel.

Los socialistas indican que van a interponer un recurso al acta. Saltan rápido los del PP y los de Vox diciendo que “no hay ninguna nota de defectos en este acta”. El presidente de la sala toma nota del 'recurso', pero el documentoes oficial. El número, 130 votos para Vox, es legal. Se acaba el barullo y los socialistas reconocen que sus datos, por desgracia, coinciden.

“Ha tenido que haber un error de la presidenta de la mesa, no cabe otra. Y los del PP, Vox y Ciudadanos lo saben. Las demás votaciones los datos eran justo al revés. ¿Pero quién estaba vigilando esa mesa en Las Pastorinas?”, se preguntaban.

A partir de ahí, con el error en la cabeza de todos, en las filas socialistas, incluso en su líder, cundía el desaliento, el nerviosismo, la rabia y la sensación de ridículo. El último acto, en la suma oficiosa (que no oficial, aún) se desvelaría el entuerto.

Y las matemáticas no dejaban lugar a duda. Vox pasaba el 5% por 54 votos. La mesa 7-5-B les dio 102 que no esperaban. De no haberse dado lo que todos menos PP, Cs y Vox consideran un fallo garrafal, los de la flamante concejala Olga García se habrían quedado a 49 de conseguirlo. Y el leonesista Luis Enrique Valdeón hubiera sido el tercero de la UPL.

La evidencia, una vez consultadas las votaciones de las Autonómicas y Europeas en la misma mesa, es que están bailados los votos de Vox y del PSOE y que esos 130 le corresponden a los socialistas. Pero de poco sirve porque ese número es el que refleja el acta oficial, no el sistema informático que tantos problemas dio. Es legal. Dolorosamente legal.

Cabe la posibilidad de recurso. Los socialistas lo tienen claro. Los de la UPL también. Los populares de Silván y los centristas liberales de Gema Villarroel, mientras, callan. Los de Vox lo celebran. “No hacemos declaraciones. ¿Pero estarán contentos, no? Sí, muy contentos. Pero no hacemos declaraciones”, dijo la nueva edil 'verde'.

A la salida, cabezas bajas entre los 'perdedores'. Entre los vencedores, respiro y alegría. José Antonio Maté, del PP, departió un momento con los representantes de Vox en una terraza. Y mientras, los socialistas salían no creyéndose lo que había pasado y revisando sus actas para buscar un papel que confirmara que todo había sido una pesadilla.

Un error. Todo había sido un tremendo error. Pero hasta ahora, legal. Y como el proceso es garantista, el edil es de Vox. Porque el proceso de escrutinio español es tremendamente 'robusto' y evita pucherazos conscientes de los partidos.

Aunque algunas fuentes más honestas del PP, de Ciudadanos y hasta de Vox reconozcan que es un fallo —y hasta algunos de estas formaciones apunten que “no está bien callarse porque en estas cosas siempre hay que respetar la voluntad de la ciudadanía”— hay concejala de Vox en el Pleno del Ayuntamiento de León. Hasta que el recurso los ampare.

Tanto, que a última hora de la tarde, aunque no dijeran nada por la mañana, el PSOE anunció que también recurriría la mesa 1-1-B.

La polémica está servida. Más si gobierna el 'trifachito' por causa de 102... o 162 votos mal apuntados.

Vea cómo es el recuento oficial y cómo se controla

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