Las Generales apuntan a una victoria del PSOE en Castilla y León, Vox en las Cortes y el desplome de PP y Podemos

El nuevo presidente de las Cortes, Ángel Ibáñez, junto a Silván, Mañueco, Herrera y Suárez-Quiñones. / Miriam Chacón / ICAL

Jesús María López de Uribe

La tendencia que marcaron las Elecciones Generales del pasado domingo apuntan a una trabajada victoria del PSOE en las elecciones autonómicas de la autonomía leonesa y castellana, con 29 escaños en máximos, gracias a la entrada de Vox que arrebataría nueve escaños al PP, que sufriría una debacle del doble de procuradores; perdiendo 18 y pudiendo caer hasta los 24.

Algo que ya se venía intuyendo tras las Elecciones Andaluzas de enero, y que en una revisión escaño por escaño ILEÓN.COM extrapolando los datos de los comicios del 28A desvela que aún hay cierta batalla por el primer puesto, pero que el gran vencedor de las autonómicas sería Ciudadanos, que tendría la 'llave' para garantizar el Gobierno autonómico con unos 15 procuradores a cualquiera de los dos partidos mayoritarios.

Son las extrapolaciones de distintas elecciones algo poco 'exacto', porque los votantes suelen elegir diversas opciones, sobre todo en la provincia de León, donde la presencia de la Unión del Pueblo Leonés —que no se presentó a las generales— distorsiona ligeramente el resultado final. Pero todo el mundo quiere saber por dónde va a ir más o menos la representación política en el Gobierno autonómico y por tanto es un ejercicio de contextualización interesante.

Los resultados del 28A marcan una tendencia clara al ser la más precisa y más cercana muestra de las intenciones de los votantes, que castigaron al PP duramente y su debilidad tiene que afectarle en una comunidad autónoma en que la gente demanda mayoritariamente un cambio de Gobierno.

Más con la reiterada apuesta de los tertulianos de que la UPL perderá la representación en las Cortes de Valladolid, que por repetida en muchas de las anteriores citas electorales no se ha hecho cierta en ninguna de ellas. Y más aún con la vuelta al redil leonesista de los votos del PAL-UL, cuya suma de los resultados de las de 2014 les haría superar los veinte mil votos.

Además, las diferencias entre los resultados de las elecciones generales y las autonómicas han venido perjudicando al PP, con pérdidas de un 25% de votos entre ellas y no al PSOE, que se ha venido sosteniendo más o menos con los mismos resultados; pero ahora con vitola de victoria. Así, una ligera modelización predictiva, introduciendo el 'efecto UPL' en la provincia de León y prestando atención al reparto de los restos del sistema D'Hondt en cada una de las nueves circunscripciones (cada provincia), muestra que los socialistas están cerca de conseguir vencer tras 32 años y ocho elecciones consecutivas quedando en segundo lugar.

Sólo ganaron en 1983, y desde entonces el PP ha gobernado (primero en coalición con el CDS y luego en solitario) ininterrumpidamente convirtiendo a la autonomía de León y Castilla en un feudo político similar al que tuvieron los socialistas en Andalucía; lo que podría dar la clave para que Ciudadanos no apoyara al PP.

Ciudadanos, clave para formar gobierno

La ansiada llave que los leonesistas han querido tener siempre en las Cortes de Valladolid nunca se llegó a producir. Todo lo más cercano fue en esta legislatura, cuando el PP consiguió 42 escaños (a uno de la mayoría absoluta porque en 2015 se elegían 84 procuradores); pero el apoyo fundamental para sacar sus presupuestos en el parlamento autonómico fue de Ciudadanos (con 5) e incluso IU podría haber podido 'negociar' con su único representante (cosa que no hizo), al igual que el leonesista Luis Mariano Santos, la única voz de la UPL en la novena legislatura.

Y esta vez pasará lo mismo, ya que una extrapolación 'cruda' de los resultados de los comicios de la semana pasada apuntan que el PSOE ganaría con 28 procuradores (tiene 25 en la actualidad), el PP se quedaría con 24 (tiene 42), la formación naranja subiría a 14 (tiene 5) y entraría Vox con 9.

Unidas Podemos obtendría 6, pero éstos son absolutamente virtuales ya que Podemos e IU se presentan por separado. Y además se disputa uno con el PSOE (aunque exactamente en la extrapolación tienen 6 y 28). De la UPL, que no acudió a las legislativas, no se puede computar obviamente ninguno; pero con 17.500 votos sí garantizaría uno en la provincia de León con lo que habría que contar con su aparición.

La mayoría absoluta, o Ciudadanos-PSOE o tripartito de derechas

Hay que tener en cuenta que el 26 de mayo se elegirán tres procuradores menos por la notable bajada de población respecto a hace cuatro años en la comunidad autónoma, sobre todo en la Región Leonesa, que pierde cuatro representantes mientras gana uno la provincia de Valladolid. Es decir, que la cuenta pasa de 84 a 81. La mayoría absoluta es la mitad mas uno, así que pasa de 43 a 41. Así, el PSOE con 29 y Ciudadanos con 14 tendrían 43; incluso hubieran podido gobernar en esta legislatura con ella.

O la otra opción, que sería un tripartito de derechas, con el apoyo de Vox, que sumaría 47 (24+14+9), una mayoría más que holgada para gobernar. Aunque tremendamente polémica porque eso supondría dejar que el PP de Mañueco siguiera controlando el legislativo autonómico y gran parte de la Junta de Castilla y León (eso siempre suponiendo que entraran los de Rivera al Ejecutivo). Es decir, seguir con más de lo mismo.

Seis (o siete) escaños en disputa

Pero un vistazo más a fondo de los resultados de las Generales apuntan a la aparición de horquillas en ese resultado, más allá de la 'peculiaridad' de la provincia de León con la formación leonesista. Hay seis (e incluso siete) puestos en las Cortes que pueden bailar, ya que el reparto en los restos finales de cinco provincias tiene unas diferencias tan escasas que con la previsible diferencia de resultados del 28 de abril con el 26 de mayo abren un poco el campo de juego.

Sobre todo por la obligación de modelizar el resultado de Unidas Podemos al dividirlo entre las dos formaciones de izquierdas que no han llegado a un acuerdo para concurrir juntas dentro de tres semanas. La opción es la misma que se ha efectuado en la previsión electoral del Ayuntamiento de León, dividir los votos totales en una proporción de 55% para Podemos y el 45% para IU.

Siempre hay que tener en cuenta que esto no es una encuesta ni siquiera formal, sino una revisión a fondo de una extrapolación que marca una tendencia (con la 'cocina' de las formaciones de izquierdas en las nueve provincias añadiendo el salpimentado leonesista de la UPL en la de León); con lo que el 'chup-chup' electoral del pote nacional marca que puede llegar a haber 'baile' de hasta dos escaños en Valladolid y Salamanca, y de uno en Burgos, Palencia y Zamora. El segundo en Valladolid es el más improbable, y daría un escaño a IU; el único que conseguiría (y que está en el 'cocido' ininterrumpidamente desde 2011).

Los demás apuntan a una dura lucha por cuatro de ellos entre PP y PSOE, del que podrían salir beneficiados los populares y maquillar el resultado, arrebatándoselos a los socialistas. Salvo el segundo de Salamanca, que podría caer del lado de Ciudadanos quitándoselo al PP (o el PSOE a los de Rivera, así de disputada está la cosa), y el de Burgos, que pasaría del PP a Podemos.

Así, las horquillas quedarían en 25-29 para el PSOE, 24-28 para el PP (buen maquillaje tal y como parecía venir la cosa con la extrapolación en crudo), 14-16 para Ciudadanos y 9 para Vox (que casi repetiría el resultado de Podemos en 2015 cuando consiguió 10 procuradores).

Debacle para Podemos, se puede quedar en 2 de 10

Lo que sí indica la modelización es que la 'división' de la izquierda más allá del PSOE va a ser nefasta para los intereses de los dos partidos que la forman. Los 'Desunidos No Podemos' se desplomarían contundentemente. En el caso de la formación morada pasarían de diez representantes en las Cortes a dos, y, con suerte, tres.

Dependerá de lo que ocurra en Burgos, pero sólo consiguen representación en Valladolid y León de forma clara según lo que votaron los ciudadanos en las Generales (donde perdieron la representación de sus tres diputados nacionales, esta vez con Unidas Podemos, por otra parte).

Es más, en la modelización propuesta por este digital, el resultado hubiera podido ser de 5-6 para Podemos. Uno por las provincias de Burgos y Salamanca, dos por León y dos en Valladolid aunque en este caso con 135,5 restos de diferencia con el PSOE por el último procurador de la provincia central de la comunidad. La 'cuestión catalana' parece haber fulminado a la formación de los dos Pablos: Pablo Fernández Santos aquí y Pablo Iglesias en Madrid.

IU fuera, salvo milagro

Según lo votado, IU no conseguiría representación esta vez; aunque si superaran los 20.000 apoyos en Valladolid (harto improbable, la cuenta le sale 18.000) podrían conseguir mantenerse. Las últimas elecciones les otorgan la ventaja de que se les da por muertos y terminan entrando (al igual que UPL). Claro, que si eso ocurriera el que podría verse perjudicado es Podemos, que con 20.993 correría peligro de perder el suyo si cayera por debajo de su contrincante ideológico en la 'verdadera izquierda'; ya que el reparto según el sistema D'Hondt (que no Ley) indica que el último de la provincia se consigue con 19.361,6 restos. Y ojo, que se lo quitarían al PSOE.

También podría darse el caso de que lo consiguieran en León, pero aún con menos posibilidades (también quitándoselo a los socialistas). Y por la previsible transferencia de votos entre familias políticas podría arruinar incluso las expectativas de Podemos. Sin embargo necesitaría subir 3.307 restos (de 16.400 a los 17.706,8 del procurador 'número 13'). Vamos, que la falta de entendimiento entre estas dos fuerzas parece que va a servir 'un pan como unas hostias'. La previsión más lógica es 2-3 para Podemos (siete u ocho menos que en 2015) y 0-1 para IU (que muy difícilmente podría ser 0-2). Un lío considerable y un 'hostiazo' múltiple en toda regla, vaya.

El extraño caso de la 'no-desaparición' de la UPL, que todos en Castilla 'predicen' como segura

Por otra parte, está la cuestión de la UPL. El extraño caso del partido que siempre va a desaparecer según todos los tertulianos y periodistas castellanos (y algún leonés, para qué nos vamos a engañar), pero que ahí continúa bien presente. Incluso en sus peores momentos se mantuvo gracias a que la provincia de León es la segunda repartiendo escaños en las autonómicas, detrás de la más poblada, Valladolid, con 15 asientos en las Cortes.

Esta vez León pierde un escaño (pasa de 14 a 13) y a ésto se agarran los expertos mediáticos al que el leonesismo siempre molestó. Pero la bajada no afecta a la presencia de Luis Mariano Santos en Valladolid para los proximos cuatro años. Según los datos de las tablas de reparto D'Hondt de este modelo predictivo, consigue su procurador en el puesto 11 de 13, a pocos restos del décimo. Es más, el siguiente iría a Podemos (uno de los dos 'seguros' que obtendría), con casi dos mil votos menos. Y el último iría al PSOE, con dos mil doscientos menos.

Hay que tener en cuenta que en la modelización propuesta por este digital, se sigue la misma norma que en el publicado ayer 3 de mayo sobre el resultado en el Ayuntamiento de León. PSOE, PP y Ciudadanos se llevan una minorización de un tercio de los votos estimados para la UPL, dependiendo de las anteriores elecciones. Y aquí viene la sorpresa para los que creen que definitivamente acertarán con la extinción leonesista en el hemiciclo pucelano: el PAL-UL, la escisión de la UPL, ha vuelto a casa.

La Unión del Pueblo Leonés consiguió su procurador en 2015 con 18.325 votos (en este modelo predictivo Podemos lo conseguiría con 18.394), pero a eso habría que añadirle los 1.964 del PAL-UL. Y previsiblemente un montón más que provengan de Podemos. ¿Cómo que de Podemos? Pues sí, porque en León hay una parte de la población que vota literalmente por fastidiar todo lo posible a la Junta de Castilla y León. Hay un 52% de ciudadanos que no quieren que la comunidad autónoma continúe existiendo, así que entre ellos, cuando la Unión del Pueblo Leonés pasó una fuerte crisis, muchos optaron por votar a Podemos a sabiendas de que sería lo más 'tóxico' para el PP.

Si regresa ese voto prestado, los veinte mil votos estarían garantizados y el procurador perfectamente apuntalado. Ahora bien, de segundo procurador en León, nada. O se marcan un '35.000' o nada; es más, Vox con 33.449 se queda en uno.

Es decir, que al repartirse muchos puestos en León (trece, nada menos), dependerá del apoyo real que tenga entre los ciudadanos. En este modelo se han minorizado los resultados de los tres partidos mencionados en seis mil cada uno y se han 'devuelto' dos mil más a la UPL de Podemos sin quitárselos a él (ya los perdió en estas elecciones generales). Veinte mil votos de nuevo para los leonesistas.

Además, para no conseguir el escaño, la UPL debería bajar de 17.700 votos; eso si se repitieran los votos de los comicios del 28 de abril. Si bajaran PP y PSOE en apoyo popular, el número para el último procurador de la provincia podría llegar a oscilar entre 16.000 o incluso 15.000 (muy al límite). Teniendo en cuenta que el leonesismo regresa unido, no parece descabellado concluir que repetirá otros cuatro años más.

Eso sí, a los leonesistas irredentos que oyen cantos de sirenas pensando que conseguirán más procuradores al presentarse en Zamora y Salamanca, es bueno sacarles de la ensoñación. Ni están ni se les esperan. Ni este modelo ni ningún otro sería capaz de preverlo: eso sí sería un resultadazo inesperado. Más en Zamora donde se reparten siete y en Salamanca, diez.

El reparto en las nueve provincias

Para modelizar este resultado predictivo se han realizado los repartos de cada provincia según una tabla aplicando el sistema D'Hondt y se han observado las disputas de escaños más cercanas en restos para ajustar las horquillas, ya que muestran una alta incertidumbre.

En Ávila donte se reparten 3 procuradores, ganaría el PP con 3, seguido por el PSOE con 2, Ciudadanos con 1 y Vox con uno. En el reparto sería el PP quien se llevara el último (a mil restos de diferencia con Ciudadanos). Unidas Podemos ni se acercaría a conseguirlo. En 2015 fueron cuatro para los populares, dos para los socialistas y uno para la formación 'naranja'.

En Burgos (11 escaños) ganaría el PSOE con 4, seguido del PP con 3, Ciudadanos con 3 y Vox con 1. Ahí podría conseguir uno Podemos arrebatándoselo a los 'naranjas' de Francisco Igea: la diferencia es de 176,66 restos. Unidas Podemos tendría virtualmente uno. Hace cuatro años fueron 5 PP, 3 PSOE, 2 Podemos y 1 Ciudadanos.

Repartiendo los 13 puestos de León el PSOE se alzaría en primer lugar con 5 (cuatro en 2015), seguido del PP con 3 (cuatro), Ciudadanos 2 (dos), UPL 1 (uno), Vox 1 (ninguno) y Podemos 1 (dos). Unidas Podemos tendría 2 de haberse presentado, quitándole uno al PSOE. Con alta improbabilidad si consiguiera más de dos mil apoyos de los que marca el modelo, IU podría intentar disputar el quinto del PSOE.

En Palencia (7), iría primero el PSOE con 3, seguido del PP con 2, Ciudadanos 1 y Vox 1. Unidas Podemos no hubiera conseguido tampoco escaño. En 2015 el resultado fue PP cuatro, PSOE dos y Podemos uno. Podría 'bailar' el resultado entre socialistas y populares ya que los segundos podrían conseguir el tercer puesto al haber 699,97 restos de diferencia entre ellos; algo que sería improbable de no estar tan cerca los resultados de las Generales con una diferencia de 1.829 votos (33.058 a 31.229).

En Salamanca (11) sería la otra circunscripción que ganaría el PP en esta predicción para el 26 M con 4 procuradores (bajando dos ya que obtuvo seis en 20159, seguido por el PSOE con 3 (tres), Ciudadanos con 2 (uno) y Vox con 1 (ninguno); Podemos se quedaría fuera (hace cuatro años obtuvo uno), y Unidas Podemos lo conservaría de haberse presentado en coalición. En esta provincia se observa una gran incertidumbre por el destino de tres procuradores que se disputan entre PSOE y PP (254 restos), PP y Ciudadanos (278,25) e incluso Ciudadanos con el PSOE (542,25), sobre todo porque hay escasa diferencia entre los votos totales de las Generales con 60.293 para los socialistas, 59.277 para el PP y 43.623 para Ciudadanos (que lo tiene complicado para obtener el tercero, pero como los votantes se comportan 'algo' distinto en diferentes comicios cabe la posibilidad).

En Segovia (7) el reparto iría a 2 para el PSOE (los mismos de hace cuatro años), 2 para el PP (cayendo a la mitad desde los cuatro de 2015) y uno para Ciudadanos (cero) y Vox (sin representación en 2015); Podemos perdería el que obtuvo y la confluencia con IU tampoco obtendría resultado para este 2019.

En Soria, la circunscripción que menos reparte con cinco procuradores, el PSOE ganaría con 2 (dos en los anteriores comicios), el PP perdería uno respecto a 2015 y quedaría en 2, y lo conseguiría Ciudadanos (que no tenía ninguno). Al ser tan escaso el reparto ni Vox ni los partidos de izquierda (ni siquiera juntos) se acercarían a la representación, que tampoco tenían.

En Valladolid, la provincia que más procuradores tiene en liza, 15, el PSOE hace la 'machada' y ganaría con 5 (cuatro hace cuatro años), el PP perdería tres pasando de siete a 4, Ciudadanos triplicaría pasando de uno a 3, Vox entraría con 2 y Podemos quedaría con uno (tenía dos). IU lo perdería, aunque está en la lucha de conservarlo. La confluencia de izquierdas pugnaría por conservar los dos de 2015. Aquí también hay pugna para los siguientes comicios: IU si sacara 1.500 votos más se lo podría quitar a PP y PSOE y hay dos procuradores que podrían intercambiar entre socialistas y populares con 192,9 restos de diferencia.

Por último, en Zamora (7) el resultado sería una victoria del PSOE con 3 (dos hace cuatro años) pasando al PP que obtendría 2 (a la mitad de 2015 con cuatro), Ciudadanos entraría con uno y Vox lo mismo. Podemos lo perdería (y Unidas Podemos no lo habría conservado). Eso sí, los números apuntan que los populares y socialistas lucharían por el tercer procurador.

Aunque las horquillas hablan de un posible empate entre PSOE (25-29) y PP (24-28) el resultado del modelo sin salpimentar daría 29 para el PSOE, 25 para el PP, 15 para Ciudadanos, 9 para Vox, 2 para Podemos y 1 para UPL. Suficiente para la mayoría de las derechas, para que Ciudadanos destrone al PP, y claramente insuficiente para la izquierda.

Pero lo que muestra la tendencia es que los populares de Alfonso Fernández Mañueco va a tener que hacer malabares o promesas imposibles si quieren continuar en el Gobierno que ocupan desde hace 32 años.

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